La vid en verano

El vino se hace en la viña, eso es un hecho. El verano con sus días largos y sus horas de sol ayudan a la vid a completar su ciclo vital. Comienza la recta final de un proceso que marcará la próxima vendimia.

El ciclo biológico de la vid se repite del mismo modo en todos los viñedos del mundo. El clima, el suelo y las técnicas de viticultura son, en gran parte, las que determinan las características diferenciales de los vinos.

Fructificación (también conocido como período herbáceo)

Imagen: Pixabay

Después de superar con éxito lo procesos de floración, fecundación y posterior cuajado de la primavera, a finales de junio o principios de julio las flores comienzan a dar pequeños frutos verdes. En este momento los granos de uva están implicados en procesos de síntesis y respiración, se comportan como “hojas”, y tienen una elevada concentración de clorofila. De ahí su color verde brillante. En paralelo las pepitas finalizan su desarrollo, alcanzando su madurez fisiológica.

Es ahora cuando el viticultor puede realizar «la vendimia en verde o aclareo», si la cepa está muy cargada de fruto, eliminando parte de los racimos jóvenes.

Envero

Imagen: PhotoBlog

Durante este proceso la uva pierde clorofila, cesa temporalmente su crecimiento y aparecen poco a poco los pigmentos característicos de cada variedad. Esto ocurre a lo largo del verano. El raspón crecerá hasta llegar a su tamaño definitivo y las pepitas completan su desarrollo. No hay que olvidar que la uva es como un «pequeño laboratorio» donde ocurren muchos procesos físico-químicos.

Aquí también puede realizarse un aclareo para obtener el equilibrio óptimo entre el número de racimos y el grado de maduración esperado para la vendimia.

Maduración

Imagen: Pixabay

Dice el refrán que «a su tiempo maduran las uvas». Podríamos decir que esto ocurre en el período comprendido entre agosto y octubre. Se reanuda el crecimiento de la uva y aumenta considerablemente su volumen. Ahora cambia su función fotosintética y empieza a comportarse como un almacén de reservas acumulando agua, sustancias nutritivas y azúcares.

En este momento puede ocurrir que:

  • Los días soleados con temperaturas suaves den lugar a uvas con elevado contenido en azúcares. Si la vendimia no es demasiado prematura y se aprovechan las condiciones óptimas de luz, temperatura y humedad, mejor será la calidad de la uva.
  • Una disminución de la temperatura y/o intensas lluvias pueden estropear el grano de uva, trayendo consigo procesos como la podredumbre.
  • Bajo ciertas condiciones bioclimáticas o para la elaboración de ciertos vinos puede producirse una sobremaduración. El racimo puede permanecer en la cepa hasta que alcance una concentración deseada de azúcares. Ahora entra en juego la física y, debido a la transpiración que ocurre en el grano de la uva, se concentra el azúcar y la baya pierde volumen.

Vendimia

Imagen: Madrid Enoturismo

Es el momento clave ya que elegir la fecha adecuada del inicio de vendimia es determinante para el resultado final del vino. Es ahora cuando la naturaleza deja que enólogos, ingenieros agrónomos y bodegueros influyan en el proceso. Son ellos los que gracias a rigurosos controles de maduración y su experiencia predicen la calidad del mosto y establecen el momento justo. Los días soleados del mes de septiembre hacen que la uva madure plenamente. En este punto hay que vigilar el estado de salud de las cepas ya que pueden aparecer microorganismos que dañen la cosecha.

Una vez en la bodega es el turno del bodeguero, de comprobar qué sabe hacer. Dentro de una copa de vino hay genio e ingenio, terruño, carácter, experiencia e innovación. Cada copa es una historia.

 

Sol y Sombra, el cóctel más cañí

Esta bebida “typical Spanish”, para muchos desconocida y para otros todo un clásico, se obtiene mezclando en la misma proporción anís y coñac. ¿Os imagináis si en una película de James Bond éste pidiera a un camarero “anís con brandy, mezclado, no agitado”?

Cuenta una leyenda que para conseguir una bebida de dioses hay que mezclar dos bebidas opuestas: en color, en ingredientes y en sabor. El resultado sería un mágico elixir. Vamos a ver cuáles son los ingredientes de esta famosa mezcla.

Fuente foto: abelvalverde.com

Anís

El anís es una bebida alcohólica que se obtiene de destilar granos de anís de la planta Pimpinella anisum. Fue introducido por los árabes y otomanos que llegaron a tierras europeas, y no tardó en convertirse en todo un clásico dentro de las bebidas espirituosas.

Tiene una elevada graduación alcohólica y un sabor seco, semiseco o dulce a veces, que lo convierte en todo un peligro. Es una bebida muy bien valorada como digestivo, y más de una vez tu abuelo te habrá invitado a tomar uno. Las generaciones más jóvenes prácticamente lo han relegado al olvido y pocos son los que piden un “chupito”, salvo excepciones.

http://mirziamov.ru/mfo-online/zaim-ekapusta.html

Brandy

Puede confundirse con el coñac, pero no son lo mismo. Es una clase de brandy que debe su nombre a la región de Francia donde se elabora, Cognac. Apareció en el siglo XVIII cuando los viticultores franceses decidieron transformar su vino en aguardiente envejeciéndolo en toneles durante varios años.

Se elabora a partir de tres variedades específicas de uva blanca: Collombard, Folle blanche y Ugni blanc. Los coñacs más apreciados son los que contienen un mayor porcentaje de esta última. Se considera bebida de ángeles y el paso del tiempo lo mejora. Gana en calidad, pero pierde en cantidad debido a la evaporación. A ese proceso se le conoce como «part des anges» o la parte que se llevan los ángeles.

Se ha de beber a temperatura ambiente favoreciendo que el destilado se caliente en la copa para que los aromas y matices sean más pronunciados.

El brandy se obtiene de aguardientes y destilados de vino que se emplean en la elaboración del Brandy de Jerez. Son principalmente de la variedad Airén y Palomino. Para obtener un litro de brandy hay que destilar aproximadamente tres litros de vino. En este caso hablamos del “espíritu del vino”.

Un día alguien decidió mezclar estas dos bebidas y nació el Sol y Sombra

¿Preparamos uno? Ingredientes

  • -½ vaso de anís (dulce mejor que seco)
  • ½ vaso de brandy o coñac
  • Hielo (opcional)

Se sirve en copa de coñac porque permite cogerla con la mano y calentar previamente la bebida para apreciar sus características. Se puede añadir un poco de hielo (que ayuda a rebajar el trago).

¿Qué quiere decir “la añada” de un vino?

En el mundo del vino hay tantos tecnicismos que a veces es difícil recordar el significado de muchos de los términos que vemos en la etiqueta de una botella. En este caso no vamos a fijarnos en las palabras sino en los números: ¿Qué quiere decir “la añada” de un vino?

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¿Qué son las añadas del vino?

La añada de un vino hace referencia al año en el que las uvas han sido recolectadas, así de fácil. Nos indica si han crecido en unas condiciones óptimas o han sufrido desatinos meteorológicos. Esta información aparece con frecuencia en la etiqueta frontal, pero puede estar en la contraetiqueta, el cuello de la botella o incluso en el corcho. Hay todo un aura alrededor de los vinos que muestran su añada, pero para nada guarda relación directa con la calidad del vino.

¿Cómo se clasifican?

Las añadas se pueden clasificar en regulares, buenas o excelentes atendiendo a unos criterios. Esta clasificación la realizan los Consejos Reguladores en función de las condiciones climatológicas concretas del año en la zona vitivinícola. La calificación de la añada ofrece una información orientativa de la calidad del vino, ya que se hacen según la media climatológica. Puede darse el caso, en el que una añada se califique como regular debido a una sequía, pero sí un microclima de esa zona no se ha visto afectado, ahí la cosecha puede ser buena. Por eso dicha información es relativa.

¿Es importante para el consumidor?

El vino es el resultado del terreno y la climatología que cambia cada año, por eso no hay dos añadas iguales. A la hora de comprar un vino este dato nos servirá para seleccionar la calidad y para escoger las mejores cosechas de zonas de producción vitivinícola donde hay variaciones climatológicas significativas, como es el caso de Europa. En California, Sudáfrica, Australia o Chile hay variaciones de vendimias. pero no tan acusadas como en Europa.

La añada sólo nos va a aportar una información del vino que sí puede ser un signo de calidad, pero tampoco es decisivo a la hora de comprarlo. Un vino desprovisto de añada puede ser de la misma calidad o superior.

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¿Es imprescindible indicar la añada?

El mundo del vino es muy variado, por eso nos gusta tanto. Hay mucha tradición, pero también mucha innovación. Puede darse el caso en el que una bodega decida elaborar vinos combinando añadas, por lo que no tendrá ninguna concreta. Esto se hace por cuestiones económicas o de marketing o por los gustos del enólogo…Indicar la añada también es un argumento de marketing. Es ahí donde entra en juego el avezado comprador y sus criterios de elección del vino.

¿Cómo se lee una tabla de “Clasificación de Añadas?

Es una tabla muy sencilla donde se enfrentan los siguientes datos: años y Denominación de Origen. La clasificación de la cosecha se indica por un adjetivo que puede ser: deficiente, regular, buena, muy buena o excelente. Para comprobar dicha información os recomendamos visitar la “Clasificación de las Añadas Españolas” de La Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas.

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La vid en primavera

La primavera la savia altera, es un hecho. Los pájaros cantan, los campos florecen y la vid despierta. El ciclo se inicia con el desborre a principios de la primavera manifestándose el crecimiento de la yema. Cuando éstas comienzan a hincharse, las escamas protectoras que las recubren se abren y la borra aparece al exterior. “La vida se abre camino”.

De todas las fases del ciclo biológico de la vid la más importante es la maduración de la planta porque determina la calidad de la uva. A continuación vamos a ver los cambios fisiológicos que trae consigo la primavera.

Lloro

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En marzo, cuando se ha superado el frío invernal y la temperatura de las raíces o el suelo supera los 10º C, aparece la primera muestra de la actividad de la planta: el lloro. Comienza la actividad celular y la activación radicular retomando la absorción de agua y sustancias minerales, además de movilizar las reservas de la propia planta. Estas sustancias circulan por el sistema vascular y fluyen externamente por las “heridas” y cortes de poda. Si este fenómeno perdurara en el tiempo la planta podría sufrir daños pero la vid tiene pequeños aliados. Las bacterias que se encuentran alrededor de los puntos de “lloro” fabrican unas sustancias gomosas que tapan los vasos leñosos.

Brotación

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Es a finales de marzo y principios de abril cuando brotan sobre los sarmientos, tallos nuevos que crecerán hasta convertirse en hojas. Hay variedades más tempranas y otras más tardías. El viticultor debe de tener esto en cuenta porque el momento de la brotación supone un mayor o menor riesgo de padecer heladas primaverales. Se puede interferir en la fecha de brotación. La situación geográfica, la orientación y el tiempo y tipo de poda sobre la vid influyen directamente en el proceso.

Foliación

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Ha llegado el momento de que los primeros pámpanos y las hojas vean la luz del sol. Los pámpanos son brotes procedentes de una yema que en verano lignifican pasando a llamarse sarmientos. En un principio el crecimiento de los pámpanos jóvenes se realiza gracias a las reservas de la vid. Después son las hojas maduras las que contribuyen al proceso. Tanto los pámpanos como las hojas tienen la labor fundamental de fijar carbono para realizar la fotosíntesis. En primavera su crecimiento está condicionado por el agua, la disponibilidad de azúcares asimilables y la temperatura, siendo éste lento.

Floración y fecundación. Cuajado

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Quizás la fase más visual en muchas especies vegetales es la floración. En el caso de la vid podríamos decir que es efímera, casi imperceptible, porque las flores son blancas y minúsculas. Aparecen en el mes de junio y lo hacen sobre las yemas latentes del año anterior. La luz, la temperatura, el vigor del viñedo y la posición de la yema en el brote son los factores que determinan esta fase. En paralelo se realizan labores sobre la vid eliminando aquellos pámpanos que se consideran estériles. La floración determina ya el volumen de la cosecha y la fecha de la vendimia.

Sólo queda que se desarrolle la inflorescencia que dará lugar a las bayas de los racimos, proceso que se denomina cuajado. Ahora sí, después de todos estas transformaciones, toda la planta se pone de acuerdo para trabajar por y para el fruto. Aún tendremos que esperar unos meses para ver el resultado.

 

 

Disección de una uva

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Un vino es el resultado de muchos factores: la tierra, el clima, las técnicas de viticultura, la elaboración, las manos del enólogo…Todos ellos son relevantes, pero sin duda es la uva la que determina las características del vino.

El grano de uva o baya aparece tras la fecundación. Desde ese momento se convierte en un “pequeño reactor natural” donde van a ocurrir muchos procesos.

Durante el período herbáceo las hormonas de crecimiento trabajan para aumentar el tamaño. La clorofila y los ácidos son los componentes mayoritarios.Cuando llega el envero o cambio de coloración de la uva el crecimiento se detiene comenzando entonces el periodo de maduración. Aparecen los pigmentos responsables del color, disminuyen los ácidos y la clorofila, y aumenta el contenido en azúcares y sustancias de reserva.

Cada componente de la uva tiene su función y particularidad:

Hollejo

Película exterior que envuelve el grano, lo que comúnmente denominamos “piel”. Sobre él se encuentra una capa cérea denominada pruina. Es en esta capa donde quedan adheridas las levaduras responsables de la fermentación. Estas levaduras no aparecen de forma espontánea, son transportadas por el viento, por insectos o se encuentran en el propio viñedo. Si has visto alguna vez el “polvillo” claro que hay en una uva entonces has visto las levaduras. El hollejo contiene también los pigmentos responsables de la coloración, antocianinas y flavones, y los polifenoles, donde encontramos los “famosos” taninos.

Pulpa

Rellena casi todo el grano y sus células contienen mosto. En el mosto están diluidos los azúcares, vitaminas, proteínas, ácidos y demás componentes cuya proporción distingue unas variedades de otras.

Pepitas

Son las semillas; no debemos olvidar que una uva es una fruta. Podemos encontrar de 2 a 4 pepitas por baya pero lo habitual son 2 ó 3. Contienen aceites y elementos nutritivos. Es importante evaluar la madurez de las pepitas antes de la vendimia para evitar que éstas aporten astringencia y agresividad al vino. La pulpa y las pepitas no tienen por qué madurar a la vez. Es por ello por lo que se evalúa la “madurez fenólica”; esto quiere decir que se comprueba la madurez de hollejo, pulpa y pepitas.

Pedicelo

Estructura que soporta al grano de uva y lo une al escobajo. Contiene vasos conductores para nutrir a la baya. Contiene también ácidos y compuestos fenólicos que pueden aportar acidez al vino.

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Agua

Es el componente mayoritario que contribuye al aumento de tamaño y hace el fruto jugoso. Las precipitaciones determinan la cantidad y la calidad. Un exceso de lluvia puede diluir los componentes del mosto y su déficit da lugar a uvas de pequeño tamaño y menor contenido en sustancias. Lo ideal son las precipitaciones moderadas.

Azúcares

Principalmente glucosa y fructosa, siendo este último mayoritario además de ser más dulce. La glucosa es el azúcar utilizado por las levaduras durante la fermentación. Es la fructosa la que permanece hasta el final de la fermentación. El contenido total de azúcares se traduce después en el vino en contenido en alcohol etílico. Para producir un grado de alcohol hacen falta 17 gramos de azúcar.

Ácidos

Los tres principales son ácido tartárico, málico y cítrico ¿Sabíais que las uvas son de los pocos frutos de origen europeo que acumulan ácido tartárico? El suelo, la climatología y la edad del viñedo son algunos de los factores relacionados con la acumulación de ácidos en la baya. El ácido cítrico es minoritario y procede principalmente de la raíz de la vid; no se produce en la uva como los otros. El ácido tartárico es imprescindible para hacer descender el pH durante la fermentación y protege al vino del ataque bacteriológico.

Calcio y Potasio

Estos dos minerales condicionan el valor de pH en el vino. El vino no tiene ningún conservante artificial y la estabilidad microbiológica la proporciona un pH bajo que genera acidez. Un desequilibrio causado por estos cationes puede suponer un problema.

Además de todo lo anterior, un grano de uva contiene multitud de sustancias, muchas de ellas seguro que están por descubrir. La naturaleza nunca dejará de sorprendernos.

*Fuentes fotos: pixabaytecnicoagricola

¿Sabes por qué tomamos 12 uvas en Nochevieja?

uvas-portadaTodos los años en Nochevieja hacemos lo mismo, preparamos 12 uvas para tomarlas al son de las campanas del reloj que marcan el fin y comienzo del año. Las elegimos con paciencia, las contamos una y otra vez impacientes, o decidimos no tomarlas y tentar a la suerte. Sea como sea, es una tradición que ha calado y nos gusta pero no todos conocen su origen.

Es de dominio público, la historia de unos agricultores alicantinos y murcianos, que ante el excedente de cosecha de 1909 decidieron repartir racimos de uvas a todos aquellos que se acercaran a la Puerta del Sol, en Madrid, para celebrar la llegada del nuevo año. ¿Por qué lo hicieron? Unos dicen que por no dejarlas perder, otros que ese año el excedente fue tal que aumentó el consumo de forma exagerada y estos agricultores lo hicieron en señal de agradecimiento.

Pocos saben que la tradición parece remontarse más allá en el tiempo. En la prensa de 1897 aparece un artículo que decía: «Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante». Dicho artículo hace pensar que al menos la tradición debió surgir un año antes.

A mediados del siglo de XIX, cuando la Nochevieja también era una noche familiar, era costumbre endulzar la cena con frutas que llegaban de la región de Alicante. Las uvas llegaban con el turrón; cuatro días tardaban en llegar a Madrid. El origen en definitiva es más mundano; el clima de la sierra de Aitana (Alicante) favorecía que las uvas madurasen en diciembre y se aprovechaba el trasiego de turrones y peladillas de Alcoy para hacerlas llegar a La Villa. Las uvas eran baratas y así podían llegar a la mesa de los madrileños en la última noche del año.

¿Cuándo empezamos a comerlas frente al reloj de la Puerta del Sol?

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Fuente: alcastro

Pues son varias las hipótesis; os invitamos a quedaros con la que más os guste.

Cuenta la historia que los madrileños salían a la calle la Noche de Reyes para acompañar la cabalgata de los Magos de Oriente, costumbre que en 1882, José Abascal y Carredano, el alcalde, quiso erradicar. La consideraba una excusa para armar jaleo, salir de fiesta, emborracharse, … E impuso dicho acompañamiento a los Magos con un duro de multa ¡eso era una auténtica fortuna! Así que para no privarse del divertimento, los habitantes de La Villa decidieron concentrarse en la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas del famoso reloj. Se decía que así se burlaban de la clase pudiente que tomaba champán y uvas en la cena de Nochevieja.

El 1 de enero de 1893, la prensa decía que la costumbre de tomar las doce uvas al son de las campanadas de fin de año procedía de Francia. Ahora diríamos que era “muy cool”. En 1898 nos cuentan que la idea fue del por aquel entonces relaciones públicas del Gran Hotel Universo, ubicado en las proximidades de la Puerta del Sol, al que se le ocurrió esa idea para entretener en tan festiva noche a sus clientes.

Una divertida noticia era la que aparecía en la portada de «El Liberal», el primer día de 1908, en la que se hace protagonista a Juan de la Cierva, por aquel entonces Ministro de Gobernación. Asustado por el bullicio preguntó a los guardias que ocurría y le dijeron que la gente llegaba, comía sus uvas y no se metía con nadie; el ministro entonces pidió las suyas.

El caso es que la costumbre se hizo tan popular, que en 1930 el monarca, Alfonso XIII decidió participar de la ya asentada tradición, eso sí de incógnito entre la multitud que ya por aquel entonces se agolpaba en la Puerta del Sol. Y en 1962, la televisión facilitó que en ese momento todos pudiéramos comernos «las uvas milagrosas» frente al reloj del edificio de la Casa de Correos, hoy sede de la Comunidad de Madrid.

Lo que sí sabemos es que gracias a las uvas, como bien dice la canción de Mecano, “los españoles hacemos por una vez algo a la vez”.

Fuente foto portada: Ana

10 Vinos ideales para platos de cuchara

Se suele decir que “del uno de diciembre en adelante, el invierno ya es constante” y nuestra cocina se prepara para combatir el frío con la mejor de sus armas: la cuchara. La gastronomía española, variada y llena de contrastes, tiene todo un recetario para conquistar paladares. Te proponemos unas atrevidas propuestas de maridajes con diferentes variedades de uva.

 

1. Cocido montañés Verdejo sobre lías

cocido-montañezFoto: rikyphoto

Plato típico de Cantabria perfecto para los días más duros del invierno. Siguiendo la receta tradicional sus ingredientes principales son: carne, jamón, chorizo, morcilla, alubias y, como no, la berza. El maridaje elegido para acompañar esta comida es un verdejo sobre lías; de acidez suave, frutal y con un buen final que limpia de grasa las papilas gustativas y ayuda al estómago a realizar la digestión.

2. Fabada asturiana con Cava de Xarello y Parellada

fabada-asturianaFoto: mundorecetas

Este es uno de esos platos que pruebas por primera vez y jamás olvidas su aroma y su sabor. La faba asturiana, sabrosa y cremosa, con el compango y el toque de pimentón hacen que sea una sencilla delicia al alcance de todos. Es un plato difícil de maridar y casi una elección personal. Los vinos tintos no tienen porqué ser la mejor opción y los blancos podrían pasar desapercibidos. ¿Y si probamos con un cava? Si es reserva mucho mejor. Puede aportar frescura, suavizar el plato y las burbujas pueden preparar la boca para la siguiente cucharada.

3. Cocido madrileño con Mencía

cocido-madrileñoFoto: loveisinthefood

Este guiso tiene como ingrediente principal el garbanzo, pero también están presentes las verduras, la carne y el tocino de cerdo. La forma de servirlo es lo que se conoce como “vuelcos”, separando sus ingredientes. Maridar un plato servido en tres tiempos con diferentes texturas y alimentos puede llegar a ser complicado. Una elección muy apropiada es el maridaje con la variedad Mencía; vinos equilibrados, aromáticos y aterciopelados para combinar el suave sabor del garbanzo y las verduras y la grasa animal de la carne.

4. Escudella catalana con Garnacha

escudella-catalanaFoto: barcelonaguidebureau

Este plato típico de Cataluña tiene todo lo necesario para combatir el frío. Carne, verdura, legumbres y pasta; no falta de nada en esta sabrosa olla. Encontramos muchos sabores y texturas diferentes. El vino elegido para acompañar esta comida requiere un equilibrio entre la acidez, el alcohol, la fruta y la evolución. Quizás la elección más acertada sea un vino con crianza elaborado con garnacha. Una uva aromática e intensa, con carácter y el toque de madera justo para combinar sus notas frutales con la verdura, la legumbre y el roble con todo el sabor de la carne. Sensaciones distintas en cada bocado.

5. Lentejas castellanas con Cabernet Sauvignon

lentejas-con-chorizoFoto: annarecetasfaciles

Esta legumbre milenaria es una de las reinas de la cocina. Con su textura mantecosa y suave dan lugar a uno de los platos de cuchara más sencillos y consumidos. En su versión más auténtica su elaboración incluye tocino, chorizo o hueso de jamón por lo que es un plato que soporta un vino contundente. Los vinos elaborados con Cabernet Sauvignon pueden ser muy interesantes gracias a su alta tanicidad y toques especiados conservando siempre la carga frutal.

6. Marmitako de bonito con Trepat

marmitako-de-bonitoFoto: cocinillas

El marmitako es un plato típico del País Vasco, sobre todo de zonas costeras. Consiste en un guiso de bonito del norte aderezado con tomate, cebolla, pimiento y patatas. La clave es que resulte más picante y fuerte que soso y que el bonito siempre quede jugoso. La correcta armonía puede ser uniendo un tinto elegante con el sabor del pescado azul. La uva trepat da lugar a magníficos rosados; afrutados, finos agradables y con una graduación alcohólica moderada, justo para acompañar el bonito y complementar con las patatas y la salsa.

7. Sopa castellana con Tempranillo

sopas-castellana-Fuente: sanpasqualskitchen

Esta receta de ayer y hoy es una de las más famosas y humildes de la gastronomía española. ¿Quién no tiene a mano siempre sus sencillos ingredientes? Unos dientes de ajo, pan duro, huevo, jamón, pimentón dulce y aceite de oliva son todo un manjar de reyes cuando se cocinan bien. Un vino tinto puede ser un buen compañero de ese plato. La variedad tempranillo da lugar a vinos estructurados, frutales y envolventes, con matices especiados; encaja perfectamente con la textura y sabor de esta sopa.

8. Arroz caldoso con ternasco de Aragón y borrajas con Syrah

arroz-caldosoFoto: cucharaespanola

La cuchara aragonesa ha sabido fusionar los mejores ingredientes de la tierra en esta fantástica receta de invierno. Podemos degustar de un modo único la carne de cordero con la untuosidad del arroz bomba. La armonía más adecuada ofreciendo además un contraste puede ser con la variedad Syrah. Vigoroso, de acidez elevada y potentes taninos que ensamblan con los sabores grasos del cordero.

9. Rape Rusadir con Monastrell

rapes-rusadirFoto: cucharaespanola 

Este plato de pescado semigraso, nos ofrece una gran variedad de sabores aparte de las verduras típicas de un guiso, mezclas de comino, azafrán, y ñora que dan un toque sabroso al rape y sus aderezos. Para refrescar la boca, podemos maridar con un rosado de uva Monastrel, que tiene potencia y sabores de frutas rojas sin llegar a la contundencia, haciendo una combinación perfecta para disfrutar tanto el vino como el plato.

10. Sopa o Mojo de patatas extremeña con Eva

mojo-de-patatasFoto: lajatera.com

Antiguamente y durante muchos años la sopa de patatas ha sido el alimento diario de la gente de campo, sirviendo tanto de comida como de cena. Hoy es uno de esos platos que nos gusta preparar para comer en los días más fríos. El ingrediente principal en la receta original es la patata; no suele llevar carne. Entre sus ingredientes también se encuentra el pimiento y el pimentón por lo que un maridaje con un vino tinto o rosado puede que nos desagrade cuando los taninos entran en juego. Los vinos blancos elaborados con la variedad Eva, pueden ser interesantes gracias a su escasa acidez y potencia alcohólica con un toque goloso que deleita al paladar.

La armonía perfecta entre el vino y la comida es una experiencia libre e individual. El mejor vino es el que más te gusta y su maridaje es variable. Arriésgate, descubre y experimenta. Encuentra tu mejor combinación.

 

Fuente foto portada: ÓscarFH

Los 6 criterios que determinan la calidad en el vino

Si pudieras ver en la etiqueta de un vino sus parámetros técnicos, para valorar su calidad ¿sabrías si son correctos? Catar el vino es siempre la mejor opción, pero podemos llegar un poco más allá si vemos los análisis organolépticos.

Cuando realizamos una cata siempre tenemos en cuenta la fase visual, olfativa y gustativa; pero un vino tiene muchos más aspectos imperceptibles al ojo humano. Todos los procesos que suceden desde la viña a la copa, influyen de forma directa en la calidad final. Podríamos decir que hay varios indicadores físico-químicos.

1. Densidad

Siempre hemos oído que la densidad aparente de un vino puede indicar su contenido en alcohol, pero éste no condiciona su calidad. Es un parámetro que en cata se percibe como estructura del vino o espesor en boca. Como criterio de calidad consideramos como buenos vinos aquellos que son ligeros, pero con cuerpo.

Mucho antes de llegar al vino, podemos valorar la densidad del mosto que indica los sólidos totales disueltos en las uvas (azúcares, minerales, proteínas…). Es importante recoger la uva en su punto óptimo de maduración para que estos valores sean los adecuados. Gracias a modernas técnicas e instrumental de campo, cada vez se puede obtener información más precisa desde el viñedo.

2. Grado alcohólico

Este parámetro viene determinado por muchos factores: la variedad de la uva, el momento de recogida y los procesos fermentativos que suceden después, así como, los tratamientos posteriores. El grado de alcohol es uno de los factores más importantes para conservar las propiedades de un vino, pero no es un condicionante de calidad.

La influencia del contenido alcohólico sí afecta a la percepción sensorial del vino; se refleja en el equilibrio gustativo. Además puede enmascarar componentes volátiles del vino. A nivel de consumo, es uno de aquellos aspectos “subjetivos e individuales” que podemos usar para seleccionar nuestros vinos favoritos.

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Foto: Matteo Bagnoli

3. pH

Es uno de los factores más variables del vino, que resulta del equilibrio de los ácidos que lo componen. Es la acidez real o la concentración de iones H3O+. Una vez más, el tipo de suelo, la variedad de uva y el estado de maduración afectan a las proporciones de ácidos que contienen las uvas. El contenido de ácido tártrico y málico, los más abundantes, puede ser muy diferente entre ellas.

Como criterio de calidad es importante porque afecta al sabor del vino. El carácter ácido es imprescindible, ya que, junto con los polifenoles, contrarresta las notas dulces del etanol.

Los vinos blancos son más ácidos que los tintos. En estos últimos, el pH también aporta su “granito de arena” a la sensación de astringencia. Tiene que haber un equilibrio entre la acidez y los taninos para hacer un vino untuoso, redondo, fácil. En el caso de vinos blancos o generosos soportan mejor la acidez y resalta aún más las notas dulces.

4. Acidez volátil

Es el conjunto de todos los ácidos presentes en el vino, siendo el acético el principal. Este parámetro tiene que ser lo más bajo posible y ser estable porque ayuda a la conservación del vino, ya que es un producto que no tiene conservantes artificiales. El aumento de la acidez volátil tiene un efecto negativo y provoca el picado acético; a la hora de catar vamos a percibir aromas y sabores a vinagre.  

5. Color

Este es uno de los factores de calidad, que sí podemos ver a simple vista que nos aporta información sobre la estructura, cuerpo y sabor en boca del vino. Medir en la copa las tonalidades del vino, su brillo y transparencia pueden darnos una primera valoración. De nuevo, el vino va a tener tonalidades diferentes según la variedad de uva y los procesos enológicos sufridos después, pero si hay defectos pueden reflejarse en su color.

A veces, el vino puede estar turbio o tener un aspecto apagado debido a los sólidos en suspensión, que han podido aparecer en la botella; en este caso, con la ayuda de una decantador podemos eliminarlos fácilmente. Otras veces, este aspecto del vino tiene que ver con una alteración microbiológica y, por tanto, un defecto en él.

6. Hierro

El vino contiene metales en su composición siendo el cobre y el hierro los dos más importantes. Éstos aparecen en el vino por “contaminación” en el manejo de la uva y procesos y equipos de vinificación. Su inestabilidad puede provocar quiebras en depósitos de vinos tintos y blancos. La cantidad máxima de hierro que admite un vino sin que se produzca su deterioro depende de su tipo, composición y, hasta cierto grado, de las condiciones de almacenamiento.

Ahora que conoces los parámetros técnicos para valorar la calidad del vino ¿los considerarías determinantes a la hora de elegir uno u otro vino?, ¿crees que deberían de aparecer en las etiquetas?. Tu opinión nos interesa.

 

 

¿Qué es la huella de carbono en el vino?

Cada día estamos más concienciados con el respeto por el Medio Ambiente y sabemos que el Cambio Climático es uno de los mayores problemas ambientales, sociales y económicos de nuestro tiempo. El sector vitivinícola ha despertado, y se está poniendo al día para reducir sus emisiones contaminantes y mejorar procesos.

El Protocolo de Kioto, es un reglamento de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y un acuerdo internacional, que tiene por objetivo reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero. Ha servido para crear conciencia y el compromiso firme, por parte de los países industrializados, de reducir sus emisiones contaminantes de forma progresiva.

¿Cuáles son los gases de efecto invernadero?

Los llamados “gases de efecto invernaderoque liberamos a la atmósfera, son fundamentalmente seis, y tienen un origen biológico e industrial: dióxido de carbono, óxido nitroso, metano, hidrofluorocarbonos, hexafluoruro de azufre y perfluorocarbonos.

¿Qué es la huella de carbono?

A raíz de todo esto ha surgido una nueva unidad de medida: La huella de carbono. Cuantifica de forma sencilla las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera de origen antropogénico. Mide “nuestro paso por este mundo” y nuestras acciones de forma indirecta.

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Fuente: chilorg

¿Dónde identificamos el origen de las emisiones?

En el sector vitivinícola, las emisiones pueden tener orígenes muy diversos: propios de la viticultura (tratamientos en suelos, tractores y maquinaria agrícolas, cultivos…), propios de la industria (energéticas, maquinaria de bodega y acciones enológicas) y propios del producto final (debidas a la adquisición de materiales como botellas, corchos o barriles, viajes de negocios, transporte de mercancías…).

¿Cuáles son los retos?

Los retos que se plantea el sector a nivel mundial, son evaluar correctamente el impacto ambiental y mejorar la eficiencia de procesos para minimizar las emisiones. Por suerte, la elaboración de vino no es uno de los productos más contaminantes, presentando un valor medio de huella de carbono del orden de 1,5 kg CO2 por botella de 0,75 litros.

No es una tarea sencilla; es un proceso en el que están involucrados muchos agentes, desde viticultores y bodegueros hasta los propios gobiernos. Ya hay muchos países, en los que es obligatorio indicar en la etiqueta de sus productos la huella de carbono. Es necesario crear cuanto antes un sistema homologado de cálculo de este parámetro, así como una legislación común para su implantación en procesos, y poder mostrar un correcto etiquetado al consumidor final.

alfredo-ruiz-viñedoFuente: Alfredo

Afortunadamente llevan tiempo trabajando en ello. La Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV), organismo que agrupa la casi totalidad de países productores de vino del mundo, desarrolla protocolos de cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero. En España, la Federación Española del Vino, también se ha preocupado por facilitar a las bodegas esta tediosa tarea, y a día de hoy son muchas las que lo hacen correctamente y han obtenido los certificados pertinentes.

Este concepto, no sólo hay que mirarlo desde el punto de vista medio ambiental, a nivel de marketing también es importante. El consumidor cada vez valora más el cuidado del medio ambiente, y penaliza a aquellos sectores y productos que no tienen conciencia medioambiental.

¿Os animáis a seguir la huella de carbono en el  vino? 

Foto fuente portada: June Franks

¿Qué tipo de winelover eres?

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Si tuvieras que definir qué clase de consumidor de vino eres ¿sabrías decirlo? Según los gustos y preferencias podemos hablar de distintos tipos de winelovers. Te invitamos a que descubras a que grupo perteneces.

1. Tradicional

Son todos aquellos consumidores que tienen claro qué tipo de vino es el que le gusta y suelen ser fieles a una marca o bodega. En su día a día no puede faltar una copa de vino. Son bebedores saludables de vino y hacen de él un consumo responsable porque lo entienden como “una forma de vida”. A la hora de comprar y hablar de vinos tienen claro los conceptos que son relevantes.

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Fuente: steamshipgrill

2. Urbanita inquieto

Aquí encontramos a todos aquellos dispuestos a experimentar nuevas emociones; son “ciudadanos del mundo” abiertos al cambio. Conocen el mundo del vino y les gusta conocer novedades y bodegas; se interesan por la elaboración de los mismos y su estética y disfrutan de muchos momentos de consumo. A la hora de comprar son los más infieles porque no “se casan con ninguno”.

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Fuente: cathedralridgewinery

3. Social

Los winelovers sociales son los que beben vino cuando están en eventos sociales o rodeados de amigos. Se dejan aconsejar y están abiertos a probar nuevos sabores. No se interesan tanto por el producto como por disfrutarlo y compartirlo en el momento justo. Saben “beberse la vida en buena compañía”.

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Foto: drdcuddy

4. Ocasional Interesado

Son aquellos que muestran interés por el vino pero para ellos no es algo primordial; lo consumen porque está de moda y son innovadores en cuanto a los tipos. Si les apetece comprarán un vino caro para consumirlo en casa o lo tomarán con amigos. No conocen el mercado pero les gusta aprender sobre él y se dejan aconsejar a la hora de elegir qué vino tomar.winelover-ocasional

Fuente: happygastro

5. Trendy

Estos son los consumidores que siempre están a la última. Conocen el sector y sus novedades. Están informados de los nuevos vinos del mercado, y se preocupan por la estética de la botella; el vino es una proyección de su imagen personal. Son innovadores y atrevidos y nunca repiten una misma marca de vinos. Se apuntan a catas de vino y quieren aprender todo lo relacionado con el lenguaje del vino.

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Foto: Eric Chan

6. Rutinario

Este es el grupo de los que se dejan llevar y confían en un tercero a la hora de elegir el vino correcto. No se consideran entendidos y tampoco tienen interés en serlo. Viven el momento, comparten el vino y lo disfrutan.

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Foto: tiperrific

 

Fuente foto portada: Corbis Images

Vinos atlánticos vs Vinos mediterráneos

Con una pequeña y fácil clasificación te invitamos a descubrir la gran variedad de vinos de nuestro país dependiendo de su situación geográfica. Por ello vamos a hacer una diferenciación entre vinos atlánticos y mediterráneos, te explicamos los principales elementos distintivos de los vinos de cada zona.

Vinos atlánticos

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Viñedo en Galicia. Fuente: JaulaDeArdilla

Debido al clima y mayor frecuencia de lluvias, la maduración de sus uvas es compleja. Son vinos, por lo general, de menor graduación alcohólica que los mediterráneos. También son más frescos y de una acidez más elevada. Por último, y generalmente, son menos complejos en boca y  más ligeros.

Si somos un poco más precisos, podemos hacer una segunda clasificación:

  • Vinos de clima Continental Atlántico: Entre ellos podemos distinguir los viñedos de Ribera del Duero, Toro, Rueda y Cigales, los que maduran en climas suaves y húmedos, con lluvias de primavera y días de intenso calor.
  • Vinos de clima Atlántico Mediterráneo:  tienen la extraña combinación e influencia de los dos mares. Aquí se encuentran los vinos de Jerez y Huelva, con sus famosos vinos generosos de elevada graduación alcohólica.

Vinos mediterráneos

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Viñedo en Ciudad Real. Fuente: jmiguel rodriguez

El clima mediterráneo abarca gran parte de la Península y comprende zonas vitivinícolas muy diferentes, pero estos vinos también tienen características comunes que los definen.

Reciben más horas de luz solar y las uvas maduran más. Tienen mayor graduación alcohólica y más contenido en azúcares que los atlánticos. Presentan menos acidez y mayor pigmentación y son más estructurados y frutales.

Aquí también podemos hacer una segunda clasificación:

  • Los vinos mediterráneos de clima continental que encontramos en Castilla la Mancha, Montilla Moriles y Ribera del Guadiana en la zona sur. Campo de Borja, Cariñeña y Calatayud en Aragón; Costers del Segre en Cataluña. El sur de Navarra, la Rioja Baja y la Rioja Alavesa.
  • Los vinos procedentes de zonas costeras mediterráneas distribuidos desde la provincia de Málaga hasta el límite de la frontera francesa. Aquí encontramos las denominaciones de Málaga, Bullas, Jumilla, Alicante, Valencia, Terra Alta, Priorat, Tarragona, Penedés, Alella y Empordà, en la Península y Binissalem y Pla i Llevant en las Baleares.

 

Tipos de madera que se utilizan en el vino además del roble

Además del roble ¿Cuántos tipos de madera crees que se utilizan en el vino? El roble francés y americano ha sido siempre la madera elegida para procesos de vinificación. La cesión adecuada de los componentes tánicos y el aporte de oxígeno a través de sus poros son sus cualidades principales. Pero no es la única madera que se utiliza para la fabricación de barricas.

Barricas

1. Roble español ( Quercus pyrenaica )

Es una madera con gran potencial enológico utilizada para la fermentación y crianza de vinos tintos. Aporta aromas a café, cacao y notas ahumadas; también notas golosas de caramelo y almendras. En cuanto a la vainillina, el compuesto que aporta aromas de vainilla a los vinos, tiene niveles intermedios al roble americano y francés.

2. Roble Húngaro ( Quercus robur )

Al igual que en el caso anterior, es una madera muy interesante en el mundo de la enología; también se utiliza para la fermentación y crianza de vinos tintos.  Su aporte sensorial es muy similar al del roble francés, pero éste conserva mejor los aromas frutales propios del vino.

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Fuente: europeancoopers

3. Acacia ( Robinia pseudoacacia )

En este caso podemos hablar de dos tipos:

  • Barrica sin tostar: usado para la fermentación y crianza de vinos blancos. Les aporta aromas florales (flores blancas principalmente), toques especiados y resalta su frescura.
  • Barrica con tostado medio: usado igual que el tipo anterior para la fermentación y crianza de vinos blancos, pero en este caso también para vinos tintos. Al margen de las notas florales, le aporta toques a fruta y matices tostados.

4. Cerezo ( Prunus avium )

Al igual que con la acacia, también hablamos de dos tipos:

  • Barrica sin tostar: se usa para la fermentación y crianza de blancos y tintos, a los cuales les aporta aromas a frutos rojos, siendo predominante los toques de cereza y ciruela en tintos.
  • Barrica con tostado medio: se utiliza para los mismos vinos, pero a diferencia del anterior, la intensidad de los aromas frutales aportados al vino es mucho más intensa, además le confiere unas tonalidades tostadas muy características.

5. Pino ( Pinus canariensis )

Su uso está localizado en las Islas Canarias, por ser una variedad de pino autóctona. Principalmente se emplea para fermentación y crianza de vinos tintos y menor medida en blancos y rosados. Los vinos que son criados en esta madera son denominados «vinos al tea», cuya cualidad más importante son los gustos resinosos aportados por el pino.

6. Castaño ( Castanea sativa )

Sólo se utiliza para almacenar y transportar el vino; no aporta nada. Se les aplica una capa de parafina para evitar que esta madera ceda su gran contenido tánico al vino.

*Fuente foto portada: Kino

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10 maridajes perfectos para 10 vinos blancos

¿Te gusta el vino blanco? ¿Dudas a la hora de elegir un plato para acompañarlos? ¿Te atreves con combinaciones diferentes? El verano o cualquier otra estación es un buen momento para disfrutar al máximo de estos vinos.

El maridaje es una ciencia complicada. Elegir el vino y el plato puede suponer un problema, pero cuando lo consigues el resultado acaba conquistando tus sentidos.

Os traemos unas interesantes y exquisitas propuestas para maridar con vinos blancos.

1. Ensalada de quinoa con Verdejo de Rueda

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Fuente foto y receta: Fácil Food

El sabor suave y la textura agradable de la quinoa hacen que sea el complemento perfecto para elaborar frescas ensaladas. Este plato combina perfectamente con vinos con buena acidez y toques afrutados como son los jóvenes de Verdejo.

2. Sushi de salmón con Albariño de Rías Baixas

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Fuente foto y receta: Mar de Noruega

Es un plato que puede resultar difícil de maridar. En este caso se combinan los sabores sencillos del arroz con los grasos del salmón. Los vinos de la variedad Albariño, con sus notas secas y frutales y su permanencia en boca, son la mejor opción de maridaje.

3. Arroz negro con Palomino de Jerez

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Fuente foto y receta: AMC

Este arroz es uno de los sabores típicos de nuestra dieta mediterránea. Tiene un sabor y textura consistente en boca con notas marineras. El carácter seco, aromático y goloso en boca de los vinos elaborados con esta variedad es el compañero ideal para este plato.

4. Tempura japonesa de verduras con Garnacha Blanca de Aragón

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Fuente foto y receta: recetasdecocina

Esta fritura suave de verduras regada con salsa de soja nos aporta sabores grasos y salados. La elegancia y finura de los vinos elaborados con esta variedad con personalidad propia, que pueden alcanzar los 13,8 grados de alcohol, combinados son su frescura, es un contraste original para la combinación oriental.

5. Navajas a la plancha con Godello de Galicia

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Fuente foto y receta: Food and Cook

El plato de navajas tan popular en nuestras mesas, con unos pequeños toques de ajo y perejil, y la acidez del zumo de limón, le hacen la combinación perfecta para el vino de la variedad Godello de Galicia. De ligera fragancia floral, con intensa y fresca acidez así como alguna nota salada.

6. Jamón ibérico con Fino de Jerez

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Fuente foto y receta: Vinos de Jerez

El sabor delicado, poco salado, o incluso dulce y el agradable aroma del jamón ibérico, junto a su textura grasa y característica que tiene, hace que la combinación con el Fino de Jerez, de sabor seco y aromático, sea una explosión gustativa en el paladar.

7. Salpicón de ajetes tiernos con trigueros con Eva de Extremadura

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 Fuente foto y receta: El aderezo

Los sabores intensos y herbáceos de este plato con su suave textura hace que sean el compañero ideal de un vino de imagen pálida y brillante, de baja graduación y un muy buen equilibrio de la acidez, al tiempo que con aromas a frutas tropicales y frutas blancas. Sin duda una exótica propuesta.

8. Salmón ahumado con Moscatel de Grano Menudo de Madrid

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Fuente foto y receta: Mar de Noruega

¿Quién dijo que un vino dulce no puede tomarse en el aperitivo? Estos vinos dulces naturales con potentes aromas, elegantes y florales, sorprenden cuando se toman con ahumados. El sabor salado y graso del salmón envuelve al vino haciendo de la mezcla una magnífica fusión.

9. Gachas dulces y Airén de La Mancha

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Fuente foto y receta: Los dulces de mi vida

Este rico plato está lleno de contrastes; desde los más sencillos hasta los complejos aromas y sabores del anís estrellado. Esta especia oriental forma parte de nuestra cocina desde hace mucho y está presente gran cantidad de dulces típicos. Los vinos jóvenes con buenos aromas y acidez moderada, como los elaborados con Airén ponen la guinda a este dulce postre.

10. Ostras con Xare-Lo del Penedés

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Fuente foto y receta: Divina Cocina

La salinidad y la amargura de las ostras combinadas sutilmente con los aromas frescos y frutales a manzana y limón y la estructura en boca que ofrecen estos vinos, producen una de las sensaciones más exquisitas que nuestro paladar puede experimentar.